Lilyán de la Vega
abr 81 min.
Con un profundo anhelo de paz, para Palestina.
Hay momentos donde, desde mi pequeña realidad privilegiada, parece que el mundo entero hace pausa, y me siento conectada con todo. Como esta mañana de eclipse.
Y en ese momento, donde tantas personas mirábamos al cielo con asombro y humildad, pensaba en quienes el peso de la realidad les impide voltear la mirada al cielo, con o sin eclipse.
Mi anhelo de paz me lleva a la poesía, y en este caso, en especial a la poesía de un país que es, en muchos sentidos, icono de paz: Japón y su haikú.
Un modesto intento de haiku para el eclipse solar que hoy nos recuerda lo pequeñitos que somos, para que no olvidemos el sinsentido de la arrogancia, del falso sentido de superioridad, fuente de tantas desigualdades e injusticias en nuestro planeta, tan azul, tan hermoso, tan pequeño en el universo.
Ojo de cielo
mirada dilatada
todo lo cubre.
Sombras colganes
estrellas de penumbra
un sol menguante.
O mi versión occidental:
Espejos de cielo
sombras del eclipse
péndulos de flor de mayo
estrellas de penumbra.
Ojo gigantesco que dilata
y en un parpadeo
todo lo cubre
como un guiño cósmico.