Es pleno otoño
y las magnolias crujen,
duelen,
están vacías de ti,
llenas de ausencia.
Aún marchitas
tienen su belleza,
pero no puedo tocarlas,
se vuelven polvo,
se disuelven en el viento
de tus recuerdos.
Es difícil creer
que hace apenas unas horas
sus pétalos acariciaban.
Hoy rasgan el alma
con el rictus amargo
del silencio.
Me acerco
y escucho un silbido
sinsentido...
Ojalá
murmuran.
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