Esta mañana comencé el día como me gustaría empezarlo siempre: "fui a correr". Cualquiera que me conozca un poquitito sabrá que eso es MUY raro. Digamos que el ejercicio no había formado parte, hasta ahora, de mis preferencias... básicamente he sido un ente sedentario. No obstante, cuando una se muda a este barrio, hay cosas que empieza a hacer por primera vez... No son obligatorias, claro. En esta vida no hay nada obligatorio. Pero si quieres ser un miembro más o menos digno de Los 40, es importante mantener -o en este caso crear desde cero- una buena condición física... y hacer ejercicio parece ser la única forma de lograrlo (aunque debo confesar que no he descartado del todo unos gimnasios que he visto anunciados, que prometen resultados sin esfuerzos... Al parecer tienen unas máquinas que mueven tus extremidades mientras tú descansas... Sí, sería el colmo del sedentarismo-urbano-megamoderno. Creo que en este caso preferiría volverme una aficionada a la adrenalina que genera el ejercicio... Al menos voy a intentarlo -de nuevo).
Recientemente conocí a un chavo -vecino del barrio, ya saben, chavo de 44- que me dejó impresionada. No es sólo un atleta, es un superatleta en el sentido literal de la palabra. El participa en algo llamado "ultramaratones". Resulta que un maratón consta de 42 kilómetros (eso cualquiera que tenga el juego de mesa lo recuerda, no es que yo sepa de estas cosas), pero las carreras que él hace tienen más de 100 kms. Ahora mismo acaba de regresar de uno muy famoso, se llama "Maratón de las Arenas" y consiste en correr durante ¡una semana! por el Desierto del Sahara, algo entre 30 y 90 kilómetros por día (un total de 243 km.), cargando una mochilita donde antes empacaste lo que comerás, tus cambios de ropa y tu bolsa de dormir (el agua te la da la organización cada 10 kms., así que eso es lo único que no cargas). ¡Es una carrera de supervivencia!
Pero ¿qué clase de ser humano puede hacer eso?, pensé. Y la respuesta me llegó pronto: él se describe a sí mismo como alguien común y corriente, y como bien dice "no es que cualquiera pueda hacerlo, pero cualquiera tiene el potencial para ello." ¡Uff! ¿Cualquiera, cualquiera? ¿hasta yoooo? ¿a estas alturas? ¡Pues sí! Resulta que él conoce a una pareja que comenzó a correr justo a los 40, por recomendación médica -problema cardiaco del esposo y solidaridad de la esposa- y este año participaron por segunda ocasión en el ultramaratón desértico.
Cuando se lo conté a mi familia, mi hija quedó encantada con la historia y me dijo "Mami, ¡vamos a hacer el Maratón de las Arenas! Nos ponemos a entrenar, ¿sale?" Bueno... si tomamos en cuenta que Sabina tiene sólo ocho años y que para que pueda participar faltan al menos otros ocho, no voy a descartar la posibilidad de lograr suficiente condición si entreno como se debe durante los próximos noventa y seis meses... el potencial lo tengo, ¿o no?
A decir verdad no sé cuánto nos dure el entusiasmo, pero en el momento me parece una idea alucinante en el mejor de los sentidos... y cuando Luis Guerrero, el ultramaratonista me contó que para clausurar la carrera de este año les llevaron a la Orquesta Sinfóica de Roma por helicóptero, a darles un concierto en medio de la nada bajo el cielo más estrellado que había visto en su vida... ¡casi se me sale el corazón de la emoción!
Por lo pronto mi meta es un poco más aterrizada.... quisiera este mes llegar a correro aunque sea 20 minutos seguidos (llevo 6). Ya les contaré.
Si te interesa conocer la historia de Luis Guerrero, conoce su canal de Youtube aquí, o su IG @luis_guerrero_m
Esta entrada de blog fue originalmente publicada en mi blog www.loscuarentaysusalrededores.blogspot.com el 15 de abril del 2008.
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