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Foto del escritorLilyán de la Vega

Siente rabia: 8M 2021


8M Postpandemia


Este es el primer Día Internacional de la Mujer, post pandemia. El mundo se ha transformado profundamente desde hace un año, en que la manifestación multitudinaria fue especialmente concurrida en todo el mundo, conmemorando este día y exigiendo el respeto a los derechos humanos de las mujeres, la erradicación de la violencia de género y de las desigualdades provocadas por una cultura marcadamente misógina.


Como resultado de este año tan atípico, en el que casi nada de lo que antes dábamos por hecho puede darse hoy por sentado, la violencia contra las mujeres en México creció considerablemente. De acuerdo a la Red Nacional de Refugios, el rescate de mujeres víctimas de violencia doméstica creció 300% durante el 2020.[1] La violencia contra las mujeres en el ámbito familiar es el segundo delito con más investigaciones penales abiertas desde el 2016.[2]

Además de la endémica violencia contra las mujeres que hay en nuestro país por su cultura misógina, si consideramos las condiciones de hacinamiento en que vive la mayor parte de la población y el impacto a nivel de salud mental que ha tenido esta crisis sanitaria mundial, es fácil darse cuenta de que estamos ante un escenario en el que fácilmente podía haberse previsto este aumento en los indicadores de violencia de género.

¿Y qué podemos esperar ante la indiferencia de las autoridades?

Es incomprensible la falta de sensibilidad y de acciónes preventivas y correctivas por parte de nuestras autoridades que, lejos de proteger a estas mujeres en condiciones de vulnerabilidad, las revictimizan, las ignoran y hasta reaccionan con desdén ante las denuncias públicas y privadas. El mejor ejemplo de ello es el ya infame “Ya chole” del primer mandatario ante el caso de Salgado Macedonio, en Guerrero. ¿Qué puede esperarse entonces de las demás instancias gubernamentales que debieran velar por los derechos de las mujeres?


Por eso es tan importante la acción ciudadana

Es probable que, debido a que el semáforo epidemiológico está en naranja en la CDMX, la marcha 8M que se llevará a cabo este lunes sea menor en número de participantes que la que tuvo lugar en el 2020 en esta ciudad, que rompió récords históricos. Pero la indignación no habrá disminuido, todo lo contrario.


A lo largo de este primer año de pandemia, las condiciones de seguridad y proteccion a las mujeres no han mejorado, y con el cierre de organizaciones y refugios que apoyaban a las mujeres en situación de violencia, combinado con el encierro involuntario, su indefensión va en aumento.


Desde mi perspectiva es muy importante que todas cobremos conciencia de esto, para que cada una desde nuestra trinchera, hagamos lo que nos toca. Mínimamente, no descalificarnos entre nosotras.


Y si eres de las privilegiadas...

Aquellas mujeres que gozamos de seguridad, que no hemos sido violadas, que no sufrimos violencia intrafamiliar, que no sentimos nuestra vida amenazada diariamente en una calle desierta o en un transporte púbico, estamos en deuda con las que sí lo viven cada día. Hay una imagen de una manifestante que dice, “No sentir rabia es un privilegio”. Yo creo que no sentir rabia ante la violencia y la impunidad que se vive en torno a la violencia de género en nuestro país, es un privilegio que no tenemos el derecho a tener.


Getty images

Muchas veces he escuchado decir con respecto a las mujeres que hacen manifestaciones con acción directa (que rompen, pinta, rayan), que la violencia no se puede abordar con violencia. Y aunque yo me considero una persona pacifista, no me atrevo a juzgar esas acciones porque sé, que muchas de ellas, han sido víctimas de violencias mucho más profundas que romper un parabús o pintar un monumento. Les han arrebatado hijas, madres, hermanas; las han violado, o que han amenazado su vida. Y todo eso ha pasado sin que los canales oficiales de justicia hagan su trabajo, contribuyendo a las altísimas tasas de impunidad que caracterizan a México.


En mis circunstancias actuales, es muy probable que yo no participaría en una acción directa, pero en los zapatos de cualquiera de ellas, es muy probable que lo hiciera, por desesperación, por impotencia, por esa rabia que no podemos dejar de sentir con ellas.

Siente rabia, se la debemos a todas ellas

Todas las emociones son mensajeras, nos hablan de alguna necesidad. Y casos como estos no son la excepción. La rabia nos habla de la necesidad de poner límites. Si tú, como yo, no participas en manifestaciones de acción directa y tienes otras convicciones, siente la rabia de todas formas, y que te sirva para canalizarla hacia las herramientas y los medios a tu alcance para exigir esos límites, esas acciones que nos lleven a la seguridad y protección a la que tenemos derecho: denuncia, escribe, educa, manifiésate pacíficamente, genera conciencia en la gente a tu alrededor, aprende lo que significa la palabra sororidad y ponla en práctica, deja de descalificar a otras, no las juzgues, sé empática, y súmate en toda tu capacidad a las acciones para terminar con la violencia contra las mujeres en nuestro país.


Que no siga creciendo la lista de mujeres desaparecidas que hoy, en un gesto de elegantísima desobediencia civil, las mujeres a las que les tiene miedo el Presidente, escribieron sobre el muro de acero con que cercó su palacio, perdiéndose de nuevo la oportunidad de escucharnos, de darse cuenta de la urgente necesidad de acabar con la impunidad y la corrupción que tanto criticó y que subyace en la violencia de género que impera en México.






[1] Animal político. Consultado el 7 de marzo de 2021 en: https://www.animalpolitico.com/2021/02/crecen-rescates-mujeres-victimas-violencia-domestica-2020/ [2] Equis, INTR y Red Nacional de Refugios. Las dos pandemias: violencia contra las mujeres en México en el contexto de COVID 19. Consultado el 7 de marzo de 2021 en: https://equis.org.mx/wp-content/uploads/2020/08/informe-dospandemiasmexico.pdf

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