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Vivir con el corazón abierto

Actualizado: 17 mar 2021

Reír con mayor franqueza, llorar con más facilidad, juzgar menos, amar sin miedo, abrazar el dolor y el gozo por igual, sentirnos presentes a cada paso, apreciar la grandeza de lo pequeño, sabernos pequeñitos en la clara inmensidad de nuestro interior. Esas son algunas de las cosas que me vienen a la mente cuando pienso en vivir con el corazón abierto.

Y es que vivir con el corazón abierto no es andar por la vida contando florecitas, volverse de pronto la más zen, ni ser inmune al enojo, al miedo o al dolor. En realidad, vivir con el corazón abierto es para valientes, porque implica estar dispuesto a recibir, con aceptación y curiosidad, todo aquello que experimentamos para conocernos cada vez mejor, con todas nuestras imperfecciones y vulnerabilidades y, desde ahí, ser capaces de entender al otro con quien compartimos todos esos atributos tan humanos. Pero, ¿como para qué querría alguien abrir de esa forma el corazón? Para estar realmente presente en cada instante, para estar atento y no perdernos de ninguna de las experiencias que nos ofrece nuestra propia vida. Para sentirnos vivos de verdad.


Y, ¿cómo abrir el corazón?


El corazón suele estar abierto cuando nacemos y comienza a cerrarse poco a poco, dependiendo de las pérdidas que enfrentemos, de las huellas de abandono, de los traumas y los pequeños o grandes golpes de la vida. Aprendemos a abrirlo y cerrarlo según las circunstancias. Algunos de nosotros, en un mecanismo de supervivencia, aprendemos a mantenerlo cerrado para protegernos del dolor, pero con ello, como es bien sabido, tampoco somos capaces de recibir una caricia y a menudo, incluso perdemos el sentido de la vida.

Por fortuna, un corazón cerrado siempre tiene remedio. Hay muchas llaves posibles para abrirlo: el amor, el trabajo terapéutico, la oración y la meditación son algunas de ellas.


Mindfulness es una práctica de meditación, diseñada específicamente para abrir el corazón, para vivir más conscientes de nuestras experiencias tanto internas como externas, y aprender a estar presentes a través de nuestras sensaciones corporales.


Se trata de una técnica muy sencilla y al alcance de cualquier que aprenda sus tres pasos: darse cuenta del propio cuerpo, darse cuenta de la respiración y darse cuenta del estado de la mente. Su poder de transformación es de llamar la atención. Veinte minutos al día, de manera consistente, a lo largo de tres meses, ha demostrado tener un impacto en nuestras rutas neuronales, gracias a la neuroplasticidad del cerebro humano. Con esta práctica, empezaremos a notar con relativa facilidad la apertura de nuestro corazón.


Se valiente, cultiva un corazón abierto a través de Mindfulness y experimenta la vida sin filtros. Nos reunimos dos veces a la semana y practicamos en comunidad. Verás el mundo cambiar ante tus ojos. Te esperamos. Grupo de Mindfullness en línea: Medito, me doy cuenta. Martes 7.30 a 8.00 hrs. Jueves 20.30 a 21.00 hrs. MX$200 pesos, hasta 10 sesiones al mes. Paga en mi link de Paypal, de esta página o mándame un mensaje para darte otras opciones de pago.





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